domingo, 7 de octubre de 2018

UN SEN DEL CAMPO CRECE EN PUNTA ALTA


El jueves 4 de octubre, el Taller Literario Punto Seguido plantó un árbol en la vereda de la Asociación Juan Bautista Alberdi, Biblioteca Popular de Punta Alta, en adhesión a la Campaña Global "Plantemos árboles, sembremos paz" del Programa Literario Ecológico "Y volverán a ser árboles" junto a la Federación para la Paz Universal (UPF). En el marco de una tarde fresca y soleada, se realizó el acto en compañía de miembros de la Comisión Directiva de la Institución, escritores, talleristas niños y adultos, vecinos y público en general.

Luego de palabras de bienvenida a cargo de Leticia Marconi, coordinadora del taller, y en verdadero compromiso con el medio ambiente y la paz, alumnos de ambos talleres (adultos e infantil) leyeron cuentos y poesías cuyo leitmotiv es el árbol y la naturaleza. Algunos textos se extrajeron de internet y otros fueron gestados en el taller.

Un caluroso y espontáneo aplauso brindaron los presentes al finalizar la plantación del Sen del Campo, especie autóctona donada por el Departamento de Forestación de nuestro Municipio. El cantero preparado para tal fin, fue cercado con una malla metálica para protección.



Como cierre de este emotivo encuentro, la coordinadora del taller leyó la poesía Árbol Feliz del escritor Enrique Banch, 






Textos leídos:

1) Árboles de mi patio


Los árboles de mi patio
se están poniendo dorados
el otoño de otros años
ha vuelto y los ha pintado
pronto se caerán las hojas
y el viento las llevará
y cuando llegue el invierno
ni una hojita quedará. 
(A.A.)

Leyó Armando, del Taller Literario infantil "Contame Qué" 

2) Amigo Árbol

Árbol, amigo mío, crece para ti, crece para mí, crece para todos los hombres. Porque tenemos necesidad de ti, para respirar y calentarnos, para resguardarnos y amueblarnos, para amarnos y para dormir, para vivir y morir. (Michael Quoist)

Leyó Verónica, del Taller Literario infantil "Contame Qué" 

3) Árbol 


Lento el gran anciano helado se aleja
inexorable termina su etapa
rostro de árboles desnudos nos deja
escarcha de cristal bajo su capa.

Múltiple dedos rugosos al cielo
como una mano abierta apuntan, ruegan.
Llegar a Dios es del árbol, anhelo,
hacia las lejanas nubes se elevan.

Dios los premia con el cálido beso
de la primavera, verdes vestidos
vuelven a vivir, retorna el proceso
natural, para siempre repetido.
Árbol, aunque de la tierra estés preso
vos anhelarás siempre lo divino.

Leyó su autora, Alicia, del Taller Literario Punto Seguido 

4) Bianca la educadora 

A Susana le gusta autodenominarse como una abuela cheta. Su médico le había indicado caminar, pero como le aburría hacerlo sola, pasaba a buscar a su nieta de cinco años. Bianca salía en la bici o en los patines y ella caminaba a su lado. Casi todos los días, durante una hora se las veía por cualquier calle de la ciudad.

Ese jueves, como siempre salieron las dos. De pronto, Bianca se detuvo y le dijo:
—Susi, ¿trajiste el celu?
—Si, Bian, ¿sacamos una selfie?
—¡No!, Bueno, sí. Si querés sí, ¡Pero también quiero una foto con esos superhéroes!
Susana miró y no vio nada que le llamara la atención. ¿Dónde ve superhéroes? ¿Tendrá fiebre?, pensó mientras buscaba con su mirada capas, máscaras o capuchas.
—¿Qué superhéroes? ¿Dónde están? ¡No los veo!
—¡Ahí enfrente! ¡Esos señores plantando un árbol! ¿Los ves? ¡Quiero una foto con ellos! ¡Dale, sacámela!
A la abuela se le cruzaron muchas ideas en la cabeza; sacarle fotos a la niña con dos hombres adultos desconocidos no parecía ser una buena idea, pero el entusiasmo de Bianca era grande y contagioso.
—¿Por qué querés una foto con ellos?, ¿los conocés? —preguntó.
—¡No, pero son superhéroes!
—¿Y qué poderes tienen? —dijo intentando mantener la calma, para que su desconcierto no sea evidente.
—¿No los ves? ¡Están plantando un árbol! ¡Eso es muy importante! En el centro hay muy pocos y eso es malo para las personas. Ellos nos ayudan a respirar porque reducen la contaminación. También dan sombra, para que las personas o los perros puedan descansar, o si vos querés, cuando salís en el auto, lo ponés abajo y queda más fresquito. Y si el arbolito da frutos ¡los podés comer y son más ricos que los comprados!
La abuela sacó su celular y tomó unas cuantas fotografías, mientras pensaba que esa mañana, en vez de salir con su nieta, había salido a pasear con una gran maestra.

Leyó su autora, Fabiana, del Taller Literario Punto Seguido

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